27.8.12

Colgado.


Apenas pisábamos el suelo. Como en uno de los tantos viajes, dirección al sur para perder un poquito el norte con destino a la capital del pecado. A mi izquierda quien ha sacado mi mundo adelante, uno de los mayores orgullos de mi vida. Siempre ha sido el conductor de todos mis trayectos, iluminando cualquier paisaje oscuro de carretera. Tan cargado de nostalgia como siempre, quizá cada día más, pero esta vez es mejor no hablar. Los Secretos siempre hablan por nosotros. Homenaje a Enrique Urquijo nos pone los pelos de punta, es cómo si nos ofreciera un pequeño concierto dentro del coche. Una canción y otra, y detrás de todas ellas él es capaz de ver lo más profundo de cada nota musical. Antes de que lleguemos al foro he aprendido tanto de ti. Olvido cualquier intento de bostezo  si pienso en lo grande que te conviertes cualquier martes a las ocho. Mi pequeño héroe. Tú eres mi canción preferida de Los Secretos, papi. Buena Chica nunca había sonado más fuerte.


Y antes que nuestro tren descarrilara, en marcha me bajé sin decir nada. 



16.8.12

Recuerda que, antes de rendirnos fuimos eternos.

Mi mecanismo de escape. Teletransportarme tan lejos que no os pueda ver, perderos la pista por un buen tiempo, hasta que haya podido hacer limpieza de toda la suciedad que por dentro me está corrompiendo. Esa falsa sonrisa que todos los días se dibuja cuando levanto mi persiana, mientras que debajo de mi edredón escondo mi mundo más que caido. Me pongo los cascos porque tampoco quiero escucharos. Mi mente saturada de tanta información y qué tan poca tenga que ver conmigo. Su voz podría calmar cualquiera fiera nerviosa, su letra enamora, cómo solía hacerlo él. Capaz de hacer escocer cualquier cicatriz sin abrir. Y abrirla más. Mucho más.

http://www.youtube.com/watch?v=BOCKYL8CNxc

mentir para no sentirse culpable o responsable del fracaso que supone que el amor se acabe. Sabeis que es lo peor del amor cuando se acaba? que se acaba.

4.8.12

¿Tienen pastillas para no soñar?



Sábado noche. Reversible. Siempre le podemos dar la vuelta a las cosas. Pero para qué engañar a todos esos pesimistas que se autodefinen como realistas: están siendo unos días de mierda. “Ese rencor que sientes es más viejo que la tierra”. Es verdad, cuánta razón, qué ciertas todas esas palabras! Estamos a cinco de agosto y aun intento salir a la superficie. Cuando tocas fondo es difícil mantenerse a flote. Ahí abajo existe una presión enorme, que agobia y aturulla, que es capaz de marear a cualquiera, como si el tiempo diera vueltas sobre si mismo, sin llegar a ninguna conclusión merecida. Después vienen ráfagas de viento que parecen que te dan un respiro, pero siempre duran mucho menos de lo que me gustaría. Cuando creo estar cerca de la orilla sube la marea y me arrastra, siempre en retroceso, mar adentro, hasta volver a tocar fondo. Pero algo ha cambiado aquí dentro. Ahora necesito salir. En `intentar asimilar´ me preparé demasiado, sólo tengo que aplicar la teoría. Estoy harta, furiosa. Me prometí que iba a ser la ‘última línea juntos, que verso acabado punto’, que ‘ojalá no te hubiera conocido nunca’ es el estribillo de una canción cualquiera,  y que ‘quien te quiere no te hará llorar, te hará volar’. Oído cocina. No se que es lo que pesa más, el echar de menos duele, pero el rencor escuece. Yo no solía odiarte, ni tú solías olvidarte de mi. Esta vez sí que nos separa la distancia. La peor de todas las distancias que podíamos imaginarnos. Lo que siempre habíamos jurado no hacer. Rompiendo promesas, una vez más, que no valen nada.