Así estoy yo sin ti, cuándo el dolor ha traspasado los
límites de la naturalidad y pasa a estar en una nueva dimensión. De su boca las
palabras salen como punzones afilados, su mente no discrimina, mientras tanto
yo desespero de esperarlo. La noche siempre pone las cosas en su sitio, aunque
a veces los papeles se traspapelan y relucen viejas letras que recuerdan cosas
hermosas, pero mi conciencia advierte, no tanto como debería, pero esta vez me
refresca la memoria: las lágrimas para cuando valgan la pena. Es la apatía de
un corazón cobarde, que espera y desespera, pendiente de que llegue el otoño.
Las raíces siempre permanecen, como los recuerdos, pero las hojas cambian, se
caen cuando su ciclo ya ha terminado y dejan paso al siguiente. En el suelo
reposan, esperando a que el viento sople y las arrastre hacia una nueva
historia. De lo que no se dan cuenta es de que el tiempo las desintegra, que si
no son fuertes el suelo las absorbe, y acaba matando. Como el amor, ese que cuando
no muere mata, y al parecer se ensaña lento, muy lento.
http://www.youtube.com/watch?v=evQpXYDrhSE
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